Mantener el bronceado hasta el otoño es una prioridad para muchas personas, que no son conscientes de que la batalla contra la regeneración celular está perdida de antemano. “Las células bronceadas se van a ir muriendo y vamos a generar otras, cosa que puede ocurrir con mayor o menor rapidez según la persona y las circunstancias”, señala la médico-nutricionista Nuria Monfulleda del centro Loveyourself, en Barcelona.
La especialista insiste en que pese a que algunos alimentos ricos en betacarotenos y antioxidantes podrían influir en la pigmentación y buen estado de la piel, “no existen evidencias científicas sólidas de que el consumo de determinados alimentos contribuya a prolongar el bronceado” y alerta de que “a una parte de la industria le interesa difundir esta idea para vender suplementos de betacarotenos y vitaminas”. Es más, Monfulleda considera que “no es bueno broncearse, y deberíamos acabar con aquella vieja asociación de que estar moreno es equivalente a estar saludable, porque no es cierto: el sol provoca manchas, arrugas y en el peor de los casos tumores”.
“NO ES BUENO BRONCEARSE, Y DEBERÍAMOS ACABAR CON AQUELLA VIEJA ASOCIACIÓN DE QUE ESTAR MORENO ES EQUIVALENTE A ESTAR SALUDABLE, PORQUE NO ES CIERTO”
Nuria Monfulleda
Es cierto, sin embargo, que es fundamental mantener la piel saludable y correctamente hidratada para tratar no solo de alargar el bronceado, sino que este sea más bonito. Para ello, es importante “tomar alimentos ricos en vitaminas A, C, E y B, que contienen antioxidantes que ayudan a bloquear los radicales libres tras la exposición solar, y que además suelen ser ricos en agua”, explica Encarni Pérez Segura, nutricionista de FullMusculo. Pérez insiste en la importancia de ingerir líquidos para mantenernos hidratados y garantizar el buen aspecto de la piel, ya que sin agua tiende a agrietarse y escamarse.
Así pues, sin que existan soluciones milagrosas para estar bronceados durante todo el año, sí podemos echar una mano a nuestro moreno con la ayuda de todos estos alimentos, que, por supuesto, hay que consumir con moderación y “sin obsesionarnos con comer grandes cantidades de ellos, porque lo que haremos será desplazar el consumo de otros que son igualmente importantes”, explica Monfulleda.
Zanahoria
Tanto la zanahoria como otros vegetales de tonalidad anaranjada o rojiza, ricos en betacarotenos, pueden influir en el tono de nuestra piel, ya que el pigmento del alimento “se acumula bajo la epidermis”, explica Monfulleda. “Es importante tener en cuenta que tendríamos que comer una gran cantidad de zanahorias para notar sus efectos en el bronceado, cosa que acabaría siendo contraproducente, ya que es una hortaliza astringente y en muchas ocasiones indigesta, de manera que podría acabar siendo peor el remedio que la enfermedad”, concluye la doctora.
Boniato
Es interesante recurrir a la oferta otoñal para tratar de mantener un bronceado que, nos guste o no, acabará marchándose irremediablemente. Boniatos y calabazas son buenas opciones, recomendables en todas las épocas del año porque son fuentes fundamentales de vitamina A. El boniato destaca, además, por sus propiedades adelgazantes, según señala un estudio publicado en la revista Heliyon , que indica que una dieta rica en grasas comporta un menor aumento del peso corporal si se complementa con la ingesta de péptido de boniato procedente de las aguas sobrantes durante el cocinado.
Naranja
Los alimentos ricos en vitamina C, que es probablemente el antioxidante más conocido, influyen en la formación de colágeno para que se regenere la piel, algo fundamental a la hora de mantener el bronceado. La naranja, además, contiene una buena cantidad de agua, de manera que nos ayudará a mantenernos hidratados. Pimientos, tomates, limones, ciruelas o frutos rojos son también buenas fuentes de esta vitamina. “La naranja es muy recomendable porque además de la vitamina C contiene vitamina A, ambas fundamentales para la regeneración celular”, explica Pérez, quien recomienda un batido de naranja, zanahoria y arándanos para mejorar la salud de la piel.
Almendras
Los frutos secos, igual que las legumbres y los cereales integrales, son ricos en vitamina E, que se encuentra también en menor medida en el aceite de oliva. La vitamina E es un antioxidante liposoluble que permite una buena nutrición y regeneración de los tejidos, y su consumo se ha relacionado con el de un menor riesgo de padecer determinados tipos de cáncer (páncreas, pulmón y cuello de la matriz). Sin embargo, una investigación publicada en 2013 en el Nutrition Business Journal señala que los suplementos de vitamina E y betacarotenos no solo no ayudan a prevenir el cáncer y la enfermedad crónica sino que pueden ser perjudiciales. En este sentido, Monfulleda señala que “conviene evitar la suplementación a no ser que sea bajo prescripción médica, porque en la dieta encontramos todo cuanto necesitamos para estar saludables”.
Lentejas
Son también ricas en vitamina E, que contrarresta los efectos de los radicales libres, responsables del estrés oxidativo. Estos están presentes, en palabras de Monfulleda, “en algunos alimentos como la carne, cosa que lleva a muchas personas a eliminarla para garantizar una correcta salud celular”. Es un error, ya que si bien la carne contiene radicales libres, un consumo moderado en el marco de una dieta equilibrada no debería estar reñido con un correcto estado de salud, “ya que la carne roja también nos aporta proteínas y hierro, entre otros nutrientes”. Esta debe combinarse, por tanto, con una dieta equilibrada rica en antioxidantes, que muchas personas relacionan con frutas, verduras y hortalizas sin saber que también se encuentran en lentejas, garbanzos, alubias y otras legumbres.
Salmón
Es una buena fuente de vitamina D, que se obtiene fundamentalmente a través de la síntesis de los rayos solares, aunque también está presente en algunos alimentos, como el salmón. Si bien los expertos recomiendan tomar el sol con mucha moderación por sus efectos negativos sobre la salud dérmica, por otro lado el sol nos ayuda a garantizar la síntesis de esta vitamina fundamental para el buen estado de la piel y el funcionamiento del organismo. “No debemos exponernos directamente al sol, y mucho menos en las horas de más calor, sino tomarlo caminando por la calle un rato todos los días”, explica Monfulleda. La especialista señala, no obstante, que en la mayoría de analíticas que se hacen de diciembre a marzo la población tiene un déficit de esta vitamina, que se debe suplementar siempre bajo prescripción médica.